Bustrofedón o la labranza de la escritura

Los griegos adoptaron la escritura alfabética de los fenicios, quienes comenzaron escribiendo de derecha a izquierda. Posteriormente, en Grecia se desarrolló un sistema de escritura por el que cada línea se leía en un sentido contrario al anterior: si la primera línea iba de derecha a izquierda, en la segunda línea los caracteres daban media vuelta e iban de izquierda a derecha, para en la tercera línea retomar el movimiento contrario, y así de renglón en renglón. Este método, por el que el lector avanza por el texto en vaivén, fue llamado “bustrofedón”, que significa usar un arado tirado por bueyes. El método recordaba el movimiento de los bueyes utilizados para el arado, que van y vuelven por un sembradío, dibujando líneas en la tierra, hasta labrar una parcela entera. Se cree que los griegos experimentaron con este método porque permite una lectura más veloz, así como se trabaja más rápido una parcela de tierra si a cada vuelta el buey hace un nuevo surco, aprovechando tanto el camino de ida como el de vuelta. En términos de lectura, el bustrofedón resulta más económico que el método en una sola dirección, ya que el ojo se ahorra el camino de regreso para retomar la línea siguiente, o bien, aprovecha el tiempo de regreso para leer una nueva línea. Sin embargo, lo que el bustrofedón ahorra en tiempo de lectura lo gasta en tiempo de escritura. El escriba debía hacer un esfuerzo mayor al dar vuelta los caracteres en cada renglón, por lo que llevaba más tiempo escribir cada rollo de pergamino o grabar cada piedra. Así, entre el ahorro de tiempo de escritura y el ahorro de tiempo de lectura, se optó por el primero, y los griegos institucionalizaron el movimiento de lectura de izquierda a derecha que continúa vigente hasta hoy en Occidente. Ahora bien, si como piensa Marshall McLuhan, cada medio con el que interactúan los humanos, cada entorno mediático (y la invención de la escritura fonética ha sido el más revolucionario de ellos), tiene efectos decisivos en la psique, en la concepción del tiempo y del espacio, y en la organización social, ¿acaso no hubiese sido otra la historia de Occidente, para empezar la concepción de la historia como avance lineal y progresivo, si se hubiese optado por el bustrofedón? Ya no la concepción de un avance progresivo hacia una meta, sino un movimiento a la vez secuencial y circular, que avanza en vaivén, y por tanto vuelve sobre sus pasos, sin dejar de inscribir un nuevo surco a cada vuelta.

Imagen: inscripción de las leyes de Gortina, un código legal arcaico, en la isla de Creta, labradas en la pared de un edificio público y en bustrofedón (siglo V a. C.)

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